miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hablando con el viento.

Si pudiese sentir lo que sienten los demás, si no tuviera un corazón tan negro y lleno de oscuridad... tal vez podría sonreír; sonreír de verdad. No recuerdo la ultima vez que le dediqué una de mis sonrisas sinceras, cálidas y agradables a alguien. Fue hace tanto tiempo que me parece más un sueño que un recuerdo. Y todo esto, ¿para que? Para obtener la felicidad que la gente tanto ansía; esa vida perfecta e idílica que solo existe en los sueños. Mis sueños. A veces son tan reales que duelen, hacen daño, me dejan marca, me ahogan por dentro. Esa sensación de levantarte de la cama y pensar, ¿he estado toda la noche despierta? Cuando en realidad fue solo un mal sueño, una pesadilla continua que se sucede a lo largo de mi vida y no me deja descansar. Y es que en realidad, todo esto que escribo, no es para nadie más que para mí y para el aire. No necesito la compasión de nadie, no necesito que me hagan sentir inútil y sin sentido. Para eso ya estoy yo misma. La única cosa de la que puedes estar segura es que, por muchas cosas tristes, malas, feas o ridículas que digas, el aire no dirá nada. Nada.
Hablando con el viento.

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